El joven escritor colombiano Antonio Ungar ganó el Premio Herralde de Novela 2010 con Tres ataúdes blancos, un ¨thriller bizarro¨, lleno de humor, según el jurado. Ungar cuenta con un pasado profesional que incluye las tareas de arquitecto, mesero, urbanista, periodista, repartidor de correo, asistente social, traductor, diseñador gráfico, blogger, escritor y sobre todo viajero. Ha escrito cuentos, novelas y periodisimo, a la manera del cazador que atrapa los textos que se le aparecen. Y se le parecen, también. Son de todos lados, inquietos. Antonio Ungar nació en Bogotá en 1974. Vivió en Manchester, la selva del Guainia (Colombia), Barcelona, Nueva York, Mexico DF y actualmente, “gracias a una tarjeta de periodista colombiano”, entre Palestina e Israel, donde formó familia. “Un lujo que muy pocos tienen”, aclara. En Palestina duerme en Ramala y en Israel en Jaffa.
Antonio Ungar por Daniel Mordzinski
Antonio Ungar escribió los libros de cuentos Trece circos comunes, De ciertos animales tristes y las novelas Zanahorias voladoras y Las orejas del lobo, narrada por la mirada de un niño sobre un mundo que preferiría no ver. Aquí un fragmento de la entrevista que le hice para el libro Bogotá 39, la inicitaiva del Hay Festival:
¿Cómo se escribe un libro con la voz de un niño?
Las orejas del lobo empezó como un falso diario de infancia, como el desafío de poder reinventarse la infancia como si fuera real.
¿Qué tiene de interesante la mirada de un niño para contar historias?
Lo que me interesa de la mirada de un niño tan pequeño como el de Las orejas del lobo es que en muchos casos tiene que definir la realidad desde el principio, como si no la conociera. No puede decir mesa, sino describir la mesa. Además la percepción de los conflictos adultos desde el punto de vista de un niño abrió posibilidades narrativas muy amplias.
¿Este niño, desde dónde escribe?
Si te refieres al lugar geográfico del niño, lo hace desde la sabana de Bogotá; si es el lugar geográfico del escritor, México DF. Pero el lugar espiritual desde donde escribe este niño, es la admiración, el desconcierto y la rabia que le producen los adultos.
¿Cómo es la vida de un escritor latinoamericano en Palestina?
Escribo cada día, como siempre. Compro los libros a dos argentinos que tienen una librería en español en Tel Aviv. El ritual, si es que importa, no cambió mucho respecto a cuando vivía en América Latina.
Selva, desierto… ¿se modifica tu literatura con estas vivencias personales?
Tardo mucho en digerir lo que vivo para convertirlo en literatura. Solamente ahora empiezo a entender lo que viví en Inglaterra cuando tenía quince años. Tal vez en
veinte o treinta años pueda escribir acerca de Palestina.
¿A quién le escribes?
Escribo para mis amigos y para un lector imaginario que está por ahí
¿Y cómo te leen?
Cada lector es único, eso es lo apasionante de escribir.
Dices que tus textos se aparecen ¿Cómo lo hacen?
Son el resultado de un proceso incontrolable. La entrada de información incluye sueños, lecturas, vivencias. Todo. Bob Dylan decía “Cierro los ojos, los abro: estoy influenciado”. El escritor no controla el proceso. Y los escritores que lo controlan no me interesan.
¿Cuándo el arquitecto dio paso al escritor?
Sabía que iba a escribir desde que tenía quince años. Estudié arquitectura para poder financiar la escritura
El fallo del jurado del Premio Herralde:
Tres ataúdes blancos es un thriller en el que un tipo solitario y antisocial es forzado a suplantar la identidad del líder del partido político de oposición y a vivir todo tipo de aventuras para acabar con el régimen totalitario de un país latinoamericano llamado Miranda. Ese argumento de thriller bizarro es, sin embargo, una suerte de estructura vacía, un esqueleto en el que la novela crece, salvaje, impredecible, saliendo a borbotones de la voz del protagonista. Desaforado, desquiciado, hilarante, el narrador usa todas sus palabras para cuestionar, ridiculizar y destruir la realidad (y para reconstruirla de nuevo, desde cero, como nueva). Perseguido sin descanso por el régimen del terror que en Miranda todo lo controla y por lo abyectos políticos de su propio bando, solo contra el mundo, el protagonista es finalmente alcanzado y cazado. Su enamorada en cambio consigue huir milagrosamente, y con ella queda viva la esperanza de un nuevo comienzo para la historia. Tres ataúdes blancos es un texto abierto, polifónico, dispuesto para múltiples lecturas. Puede ser entendido como una sátira feroz de la política en América Latina, como una refinada reflexión acerca de la identidad individual y la suplantación, como una exploración de los límites de la amistad, como un ensayo sobre la fragilidad de lo real, como una historia de amor imposible. Envuelta en un envase de thriller fácil de abrir y de leer, llena de humor, esta novela propone sin duda un juego literario complejo y fascinante. La novela que consagra indiscutiblemente a uno de los autores mayores de su generación en lengua española.